viernes, 19 de mayo de 2017

Salmorejo con ortiguillas y ficoide glacial


Sé que con esta receta no soy nada original, pero doy por inaugurada la temporada del salmorejo. Soy muy fan del salmorejo y menos del gazpacho porque no me suele sentar tan bien, aunque no lo dejo de elaborar. Todos los años elaboro kilos y kilos y como en otras ocasiones, elaboro un salmorejo dándole un toque personal. La receta del salmorejo es básicamente la misma, lo que la diferencia es su acompañamiento. Sé que el tradicional es con huevo cocido y jamón serrano, pero es una de las elaboraciones que más acompañamientos permite agregar. El año pasado lo hice con tarantelo de atún y salicornia, de remolacha y queso y otro con yogur griego y moras. Y todos con el mismo resultado, está bueno y acepta muchos ingredientes que combinan con este plato clásico de la gastronomía de nuestro país. 

Esta vez he querido acompañar al salmorejo con ortiguillas. Sí, con anémonas. Están de moda y quizá no le demos el valor ni el sabor que merecen. Las ortiguillas hay que hacerlas en su punto justo. Ni muy crudas ni muy pasadas ya que pierden parte de su sabor y quedan excesivamente crujientes. Además al gazpacho le he puesto una hoja de ficoide glacial que le da un toque fresco, herbáceo, crujiente y salino. Para mi ideal. Y también le he puesto unos brotes que le aportan también un toque fresco y herbáceo a la elaboración. Pero como siempre digo, vosotros probarlo y decidir si os gusta o no.

Ingredientes para el salmorejo:
1 kg de tomates de pera
50 gr. de pan duro
50 ml. de AOVE
1 cucharada de vinagre de manzana
1 diente de ajo y medio
Sal

Para finalizar el plato:
12 ortiguillas
Ficoide glacial
Brotes y flores de Germinarte


Elegimos unos tomates de pera a poder ser maduros para sacarles todo su sabor. Los lavamos bien y no los pelamos. Si pudiese ser tomate en conserva hecho por nosotros, os aseguro que el sabor es absolutamente demoledor.


Ponemos el pan a remojo y cuando vayamos a usarlo, escurrimos el exceso de agua.


Ponemos todos los ingredientes del salmorejo en un robot de cocina o nos ayudamos de un túrmix. 


Trituramos bien y pasamos por colador para eliminar las posibles partes ásperas del tomate. Dejamos reposar en nevera al menos 12 horas para que los sabores se homogeneicen.


A la hora de servir, freímos las ortiguillas (3 por ración irán bien). Las que yo he comprado son congeladas y las tiene Javi Algas. En muchos locales de restauración de Valencia utilizan las suyas y son de gran calidad. Ponemos en un cuenco el salmorejo, las ortiguillas con su aceite escurrido y acompañamos con el ficoide glacial o hierba de rocío y brotes.

Ahora solo queda probarlo y disfrutar de este plato que aunque la gente piense que es fácil, hay que usar las proporciones justas para que esté como corresponde y usar ingredientes de calidad.

Bon Profit!

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