lunes, 18 de agosto de 2014

Cuando las pizzas y las cocas de Jávea conversaron bajo la lluvia


Este post que os escribo es algo más que un post. Son muchas las cosas que me están pasando este año y por ello, quiero agradecer a las personas que han ido apareciendo en estos últimos tiempos en mi vida. No es un cuento lo que escribo, pero quizá todo lo acontecido pueda parecerlo.

Protagonistas:
Jesús Machí: El panadero pizzero con corazón de oro.
Mamen: La princesa de sonrisa constante y alma renovada.
Anna: La artista, la calma y la templanza.
Anna (madre): La sencillez, el cariño y la ilusión.
Luis: El cerebro, la sensatez y maestro foguerer.
Ana (mujer de Jesús): La bondad, la constancia y superación.
Pepe: El niño que quiso ser rana en la charca.
Carletes: El adolescente con cabeza de adulto.
Javi: El idealista buscando su madurez.
Ricardo: El observador que se nutre con su mirada.
Ana (mujer de Ricardo): Las ganas de aprender con prudencia.
Abuelo de Anna: la sabiduría de los años vividos.
Ximo: El constante pensador.


Como en todo cuento se se precie, el principio fue bastante gris. En Jávea hacía casi un año que no llovía y ese día el cielo quiso recibirnos con agua a raudales, cual cascada de lágrimas. 
Pero todo tenía su sentido. Jesús, Ana y Pepe llegaban desde Valencia. y casi hubiera sido preferible que llegasen en canoa. Un día de supuesta playa, se convirtió en una paella improvisada en casa de Anna, la artista, la calma que nos templa y con ella Mamen y sus estupendos hijos.


Conversaciones interesantes, cercanas en las que se desprendía un ambiente de mucha ilusión. El tiempo mejoraba pero ninguno de nosotros dejaba de mirar el cielo.
Ya sin tener que usar las piraguas, acudimos al Riu Rau de los padres de Anna casi a los pies del Montgó. Allí comenzó el verdadero cuento que casi se transforma en una fábula. 


Luis y Anna nos abrieron las puertas de su casa de para en par. Todo lo suyo era nuestro y esa sensación de libertad no se puede explicar, hay que sentirla.
El horno de leña Empezó a humear.



Llegaron Ricardo y Ana. Ya estábamos todos.
Jesús, el panadero con corazón de oro, empezó su magistral explicación, elaborando masa para pizzas y pan, con su señora masa madre. Amasa que te amasa.




Mamen metida en harina y amasando con su particular lucha por dominar las masas.



Mientras pimientos y berenjenas en las brasas del horno de leña, terminándose de elaborar. 






Los pimientos y berenjenas ya estaban pelados y limpios. Que olor, que maravilla, que sutileza.





Masas reposadas y conversaciones junto al horno mirando la balsa donde Pepe quiso ser rana.




Boleados de las masas para la pizza y el pan. Las manos de Jesús tendrían que ser estudiadas por la ciencia porque lo que hace no es pan, es pura poesía.


Las cocas de la madre de Anna comenzaban a tomar cuerpo. 
La masa en el lebrillo se amasaba bajo la atenta mirada de Jesús. Técnicas diferentes, pero con algo en común, el cariño.



Las pizzas estaban listas para ser elaboradas. Ricardo son sus siempre acertados  y entendidos comentarios. El horno listo con un calor a más de 300º.
Mamen, Anna y Jesús estirando masas y rellenándolas de sabores imposibles. 





Que espectáculo ver como las introducían en el horno y crecían. La mezcla de aromas soy incapaz de transmitirla nuevamente. Pizzas casi de merienda, casi más para los jóvenes. El resto se dejaban reposar.




Era turno de las cocas. las cuatro Anas ya habían terminado de prepararlas. Cocas de cebolla, de esgarraet y de aceite con anchoa. Las bandejas echaban humo y en una tongada todas estaban hechas. No más de 6 minutos tardaron en salir. Tostadas y con un olor penetrante. Humo de naranjo y sarmientos. Luis las hornea con un arte y un cariño especial.






Era hora de los panes que se convirtieron en rollo. Panaderos con recursos que saben transforman las masas en arte.


Mientras se horneaban, terminábamos el humilde postre de avellanas y nueces con chocolate y nos sentábamos a cenar.

Una vez en la mesa, cada bocado en las pizzas, en las cocas, en las patatas de Mamen, y el vino casero, reflejaban en la cara lo que habíamos disfrutado durante la tarde noche. Rostros de alegría y satisfacción. Rostros disfrutando con que que se hacía y probaba. De remate los higos, los higos chumbos, la sandía el poste, la mistela y el orujo también casero. No puedo haber mejor despedida.






Después, una agradable conversación bajo las nubes que antes de despedirnos, quisieron dejar un grato recuerdo, jarreando como lo hizo por la mañana. Que recuerdos me trae el olor a tierra mojada. 
Los hombres sabios lo saben todo y el abuelo de Anna nos dio una lección. Nos dijo que no cenásemos fuera de la casa porque iba a llover. Como acertó ese gran hombre del que tanto tendría que aprender. Un día quizá seré sabio, no de leer y estudiar, sabio de las lecciones que a diario nos da la vida.
Un día inolvidable, irrepetible y con mucha moraleja.
La #gentedeverdad es aquella que lo da todo y jamás espera nada. Quizá tenga que reflexionar sobre ello, pero en otra ocasión.
Gracias a la familia Bas Cruanyes a Jesús y Ana, a Mamen y sus hijos por ofrecerme un fin de semana que tanto necesitaba.


Fin del cuento.


7 comentarios:

  1. Mariajose Melendez18 de agosto de 2014, 9:29

    Qué envidia sana Ximo.
    Casi me llega el olor hasta aquí.
    Me ha encantado porque se nota que está contado desde el cariño.
    Un besazo y que sigas disfrutando de esos momentos rodeado de tan buena gente.

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    1. Gracias Marijosé. La verdad es que lo pasamos muy bien. Ya sabes que todo lo que hago es desde el corazón. A veces para bien y otras sin intención, para mal. Un beso.

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    2. Gracias por este recordatorio de aquel fin de semana, de como sin conocernos de nada hablasemos como amigos de toda la vida. Ese simbolo de union y amistad es el que no se debe olvidar

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  2. Uno de los recursos más usados en el cine para indicar cambio es la lluvia. La lluvia trae renovación, esperanza. Se dice que se usa por la cualidad que tiene de impregnarlo todo, lavarlo y cambiarlo.

    Espero que esta lluvia traiga la esperanza que tanto ansías.

    Preciosa crónica, tienes mucha suerte de contar con tan buena gente a tu alrededor.

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    1. La necesito María. necesito ese cambio para ya mismo, lavarlo y olvidar todo lo que me produce un inmenso dolor.
      La crónica he intentado hacerla lo mejor que he podido. Soy un auténtico privilegiado por estar rodeado de gente que me quiere de una manera tan especial. Un besote.

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